Y con esta publicación ponemos punto y final a nuestro querido blog, que ha ido alimentándose durante dos cursos gracias al trabajo de nuestros chicos y chicas.
Aquí hemos compartido ilusiones, aprendizajes, esfuerzo y diversión. Pero este blog tan solo muestra una pequeña parte del volumen del iceberg. La parte oculta, la que no se ve en este blog, se la llevan 50 personitas en sus vidas.
Ha sido un enorme placer ser vuestra maestra. Ojalá sigamos sabiendo de vosotros, por mucho tiempo que pase.
Y aquí va un texto escrito por César Bona (maestro zaragozano nominado al Global Teacher Prize).
Aquí hemos compartido ilusiones, aprendizajes, esfuerzo y diversión. Pero este blog tan solo muestra una pequeña parte del volumen del iceberg. La parte oculta, la que no se ve en este blog, se la llevan 50 personitas en sus vidas.
Ha sido un enorme placer ser vuestra maestra. Ojalá sigamos sabiendo de vosotros, por mucho tiempo que pase.
Y aquí va un texto escrito por César Bona (maestro zaragozano nominado al Global Teacher Prize).
Llegan los días de despedidas, de final de curso, y un cúmulo de emociones nos sobrecoge. Uno tiene esa sensación extraña, una mezcla de “no los voy a perder nunca, aunque no estemos juntos”, “qué rápido crecen” y “podía haber hecho más por ellos”.
Cuando llegan estas fechas uno se pregunta si ha dado todo lo que podía dar. Uno se pregunta si realmente habrán aprendido muchas cosas y cuánto les durarán esos datos en la cabeza, o cuánto habrán podido compartir de todo lo que llevan dentro.
Uno se pregunta si habrá llegado a conocer a esos chicos y chicas que han pasado por nuestra vida, y cuando uno se queda solo en el aula, cuando todos se han ido a sus casas, se da cuenta de que somos nosotros los que pasamos por sus vidas, y te haces pequeño al pensar cuánto tienen todavía por vivir.
Esas tareas tan bonitas de nosotros, los maestros: estimular la curiosidad, el motor que hace que deseemos aprender tantas cosas en la vida; lograr mantener la ilusión de los niños intacta cuando salgan de la escuela; invitarles a participar en la sociedad y mejorar el mundo en el que viven; ayudar a las familias a educar a sus hijos e hijas…
Ninguna profesión hay más bonita que esta. Y tenemos mucho que mejorar, tenemos mucho que aprender, pero con esa idea caminaremos siempre.
Un curso, un año más ha pasado. Y muchas historias maravillosas han sucedido en nuestras aulas. Los niños son el centro, ellos y no nosotros, y no el currículum. Que somos una parte de su vida, y todos los conceptos que aprendan les servirán y ampliarán su visión sobre el mundo, pero toda la confianza que les demos, todo el amor que pongamos sobre ellos les acompañará siempre.
¿Y qué nos han enseñado ellos, que han pasado tantos días con nosotros? Con pequeños gestos, pequeños detalles, aunque no nos diéramos cuenta nos enseñaban a exprimir los momentos y saborearlos; a mirar lo que nos rodea con esa curiosidad infantil, ingenua a veces; a encontrar la magia en la sencillez de las pequeñas cosas… Si ponemos en la balanza lo que ellos nos han dado y lo que nosotros les hemos ofrecido, no es poca cosa lo que los niños y niñas nos han regalado cada día, ¿verdad?